Siempre se ha dicho que la música pop, por cuestiones de formato y trascendencia, funciona como si se tratara de píldoras para el ánimo. Este disco, más que un conjunto de píldoras es todo un tratamiento de choque para la vida.
Pero no sólo a la pérdida. Joan le canta sobre todo al amor. Habla de amar y ser amado, y a través de su música te puedes ver reflejado en la mayoría de los recovecos que tienen sus canciones. Es por eso que escuchar este disco puede ser perjudicial para la salud (mental) en algunos momentos, y puede ser el mayor bálsamo para las heridas en otros, pero en conjunto, su música no es más que un lugar donde dejarte caer a reflexionar, si puede ser, tumbado y mirando hacia arriba, porque si cierras los ojos van a empezar a caer lágrimas.
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