Con todo esto, esta semana he descubierto unos cuantos grupitos indiepopfolky para satisfacer mi lado más sentimental y cuando no tengo ganas de fiesta. Estos hacen pinta de ser unos pijitos australianos que componen en la playa junto a un fuego. Eso sí, siempre acompañados por pibones sonriendo con boca y ojos cerrados, asientiendo con la cabeza a la vez, como Drazics en Los Rompecorazones.
Los Rompecorazones (Kid Sam)
Por suerte, hay tanta producción de música, que es imposible estar al loro de todo. Con los libros pasa un poco lo mismo. Lo curioso es que a veces, al moverte por los mismos círculos y con las mismas personas, se tiene la sensación de que conoces casi todo. O que lo que no te suena debe ser porque no te gusta. Grave error. Entonces, en una de estas fiestas en un piso mediocre construido en los ’70, que pese a la decoración festiva siempre será una puta fiesta en un piso con luces chungas, el colega de un colega te empieza a hablar de grupos y artistas que no has oído en tu vida, y hablan de ellos como si fuera lo más normal del mundo, claro. Depende del rollo que le veas, chequeas los grupos o no, si te hablaba de ibiza o del house a final de los ‘90 ya ni nos molestamos no? Si lleva algo Quicksilver o Ed Hardy tampoco.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario