"(...) Mis días seguían una rutina. Un programa ordenado en el que cada nervio y músculo de mi cuerpo y cada mecanismo del pensamiento era adiestrado con un solo propósito: capacitarme para la transformación.
- Tienes que adentrarte en ti mismo. Cerrar la mente a las preguntas y a la necesidad de saber el porqué. Ya habrá tiempo luego para todo eso. Pero por ahora no debes permitir que las dudas te atormenten.
(...)
Ahora os voy a enseñar a convertiros en Kuchelan. Imaginad que sois pobres. Que no tenéis nada, ni esperanza en nada ni en nadie. (...)"
Las nueve caras del corazón
Anita Nair
Anita Nair
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